Por: Cheché Dorta.-
Dice anteayer un alcalde del Partido Popular al referirse a
nuestra tierra y, sobre todo, al ministro canario – don Zoria – enfadado con el
ministro del ramo por la cerrazón de nuestro hombre en el tema de la minería
que es sector importante del que don José Manuel es el responsable. Y abunda el
camarada correligionario (…) y del mismo partido con frases sabias tales como
“dan ganas de que a las Canarias se las lleve el moro”, “no hay nada más caro
que las Islas Canarias; todo allá vale la mitad (se equivoca) el agua vale el
doble (acierta) y la pagamos nosotros…”
El párrafo anterior es el preámbulo de una opera bufa que
tiene desde siempre su tramoya. Como que don Zoria era y es – hasta pascuas, si
llega – el yerno que todas las suegras
interesadas hubiesen querido para sus hijas casaderas ¡qué amor ni amor…!, lo que importa es que
este hombre tiene posibles. Ya vendrá el cariño ¿oíste?, sí, mami blu.
De manera que un ibérico, castellano viejo (viejo) y alcalde
de un pueblo minúsculo que se llama Torena dijo lo que dijo y no pasa nada.
Nada. Y no ocurrirá nada – estoy
convencido – porque es del PP. De lo contrario otro gallo cantaría, pero ya no
hay gallos. Creo. Su canto magistral molesta mucho más que el insoportable
timbre del celular. Y es que la doble vara de medir aún es anatema para un alto
porcentaje de la población isleña que sabe que es verdad, pero que hay
cuestiones que no vale la pena discutir. Más vale caer en gracia que ser gracioso,
y este es un caso paradigmático (…) Pa no cansarles diré que los líderes (…)
carecen de carisma y los alcaldes de Las Palmas (de Gran Canaria, ojo), con la
salvedad de Rodríguez Doreste – en aquél tiempo un traidor español - indican
una indefinición de la ciudad más poblada del país, voluble amén de cosmopolita.
Aunque el actual, Juanjo Galdona, es
como si fuera una prolongación juvenil de Jerónimo, un desliz en una noche loca
y que acabará, tal vez, como defensor del pueblo oprimido. Y Pepa Luzardo – una
sílfide de perfil griego - como secretaria, poque algún secreto guardará hasta
que llegue el galán esperado y le cambie el metabolismo (…) para convertirla en
agente doble, una espía como la Mata Hari de este tiempo. Misiles en La Isleta,
ojo, porque hay que defender la familia
tradicional desde la Isleta al Refugio. Y al Muelle Grande, remarca Zoria, no
se me olvide, amenaza el canario fino, de raza, tarareando el “yo soy español,
español, español…”, con música del Kalinka
ruso.
Regresemos pues a las declaraciones del peninsular – pocos
buenos han llegado – que ha insultado gravemente a Canarias y que nada ni nadie
le ha respondido. Este ensayo es tímido, moderado y nada radical porque me
trancó con el azúcar bajo. Y, en el fondo de la mina, tiene algo de razón. Y me
explico: Zoria (Jose para sus íntimos) es prepotente y no tan firme como
aparenta; de hecho, el haber sido desleal con su bigote lo delata. Ineficaz
porque fue el responsable de la economía de Canarias hasta hace poco y dejó lo
que dejó; es traicionero – perdón – ya que pacta con quién le ofrezca poder;
defiende a la España fascista (es la genética) y adora a una gigantesca bandera
rojigualda que sólo plancharla da como grima; que tiene master y créditos, pero que no han servido hasta la fecha para que
la cosa vaya a mejor después de la etapa ignominiosa de ZP, un rojillo sin
cuajo. Y que permite que un colega le insulte. Pero es que en nuestro
democrático club hay democracia interna y hasta un alcalde que comparte los
principios cristianos (…) puede opinar de otra forma y llamarme – dice – tonto
del culo, por favor. O que “dan ganas de vender a La Gomera o al Hierro a los
alemanes…”, es el liberalismo. Espero que Casimiro y Alpidio (parece el
santoral de un almanaque) le salten como ellos saben. Bravo de Laguna no,
porque con ese apellido hay que estar con quién de sombra y La Laguna tiene
poco sol y su aeropuerto lo cierran demasiados días del año porque hay niebla.
Aún hoy. Sale barato, dice el teniente de alcalde.
Resumen de esta primera entrega: las declaraciones del
alcalde castellano son una magada (…) y que debería tener respuesta del ministro
que pasa de un pequeño coleguilla que defiende lo indefendible; es como acá,
las galerías de agua – mineros abandonados por todo - ¿a quién puede
interesarle este gremio?, dice nuestro hombre. A nadie. Y tiene razón. Así que
vendamos a un par de islas a los alemanes y se acabó el déficit. La Graciosa,
como el cielo, puede esperar, de momento. Lo del alcalde (del PP, hay que
decirlo, porque es de derechas) es una tontería al compararlo con el inmenso
poder que el voto presuntamente libre, secreto y democrático, le dio a esta
gente por todo el mundo conocida, antes y ahora. Y después.
Dan ganas de que a las Canarias se las lleve el Moro. Muy
gracioso. Pero puede suceder: el proceloso mundo de las petroleras es
imprevisible y el ministro está por la labor, aunque sea, hoy, de turismo y
ayer, ya se dijo, irresponsable del desbarajuste canario (La Caja inclusive)
Y es que la gente vota por candidatos honestos, cultos,
simpáticos, carismáticos, preparados y con estudios, cercanos, que saluden,
humildes pero distantes, que le pase a uno la mano por el hombro y le pregunte
cómo va la cosa, etc. o sea: Zoria o Hermoso. Ah, me olvidaba, que tengan buena
dicción como los citados. Y que den sombra, sobre todo al porrón que está en la
orilla de la huerta.
Esperamos con el alma en vilo que, mañana, la Roja gane la
Eurocopa, perdón, que haya una declaración institucional de protesta por
tratarnos así, como moros. Por este orden.
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