Por: Cheche Dorta.-
Pues no. Rotundamente. Y está empezando la temporada. Y es
que por mucha vocación que se le tenga a la Patrona – esta tierra es muy
matriarcal en lo tocante a las vírgenes, si es que alguna queda, aunque se maltrata
bastante a la mujer – es inconcebible organizar unas fiestas (divertidas y
llenas de gente) sin que haya procesiones y otras paganas bacanales, por
ejemplo. Extrapolándolo a la política o a las votaciones, ningún candidato
ganaría si es insurrecto o hereje, aunque sea honrado, culto, buena persona,
generoso, leal, firme y bien vestido. O no asistiera a los actos del clero. A
partir de lo antedicho, cualquier debate es secundario. O sea: hay que entrar
por el aro de la secta. Cualquier aspirante tiene que ponerse su chaquetita y
su corbata; ir detrás del trono (…) y ejercer el besapiés del Cristo o del Niño
Jesús. Y persignarse. Después, puede ser hasta ladrón que será indultado por el
sufragio. Pero es indispensable asistir a los ritos de la Iglesia Católica para
que la gente le vote.
Hay que reconocer que la Iglesia ha sabido conservar un
patrimonio artístico- musical de proporciones acordes con su magisterio; uno
mismo (yo, a proponer) es ferviente aficionado a los oratorios, a las partitas,
a las pasiones y a la inmensa y casi infinita música dedicada a dios y sus
efectos. Y defiendo a las imágenes que muchas dan nombre a los pueblos que
gobiernan; verdaderas esfinges talladas en madera que no pocas lágrimas
producen porque cada cual tiene su corazoncito y su pasión desperdiciada.
Barrocas ceremonias conservadas desde hace más de dos mil años (después de
cristo) y que el pueblo sabe organizar sin que nada ni nadie les convoque, pero
que atiende a un atavismo indescifrable que aún funciona la mar de bien, como
diría un peninsular hermano del señor.
Lo que pasa es que una cosa es predicar y otra dar trigo
(parábola muy bíblica) y la secta no da ejemplo, por lo que obviamos el no
cumplir con las tablas de la ley mosaica, ni con las virtudes cardinales, ni
con el celibato, la pureza y – sobre todo – con el amor al prójimo que es, en
teoría, el eje de la curia. Abramos un escueto paréntesis para aclarar que lo
de “dar trigo” no puede cumplirse este año por la pertinaz sequía. Ni papas que
nada tiene que ver con el Papa, aunque la semántica indique otra cosa. Observad
el coqueto calzado, ¡rojo!, de su santidad Benedicto. De marca. Y los casquetes
también encarnados de los cardenales que pueden ser pájaros del trópico. Ahora
vienen las primeras y últimas comuniones, por cumplir, y después el verano con
toda su retahíla de festejos y de marcha; con sus exhibiciones pirotécnicas
efímeras y caras; con su alcohol de garrafón y la felicidad de encontrar
aparcamiento; con sus castillos hinchables y sus chochonas eternas; con la
música infame, perdón, de las inteligentes orquestas gomeras y el festival (…)
del sábado que tiene como artista invitado a nuestro Pepe o nuestro Chago a los
que alguien tendrá que decirle algún día – no será un alcalde quien se atreva –
a decirles que son simples vocalistas y poco más que saben que su gente es su
gente, y que afinan y poco más. Dos magos listos muy alejados de la música de
verdad. O mi verdad, lo reconozco
Pero, por encima de todo lo que podamos citar queda la
patrona o el patrón que, por unos días no es el dueño de la finca, pero que sin
ella o él la fiesta no podría celebrarse, aunque el noventa y nueve por ciento,
o más, de los asistentes no entren a la iglesia que, por cierto, hay que hacer
una nueva y más grande, aunque la escuela se caiga a pedazos. Y la gente,
incluso la que carece de oído musical, se sabe la letra que dice “dios te
salve, salve maría, llena eres de gracia; el señor, el señor es contigo y
bendita tu eres, entre todas las mujeres…., etc.” Y nadie se acuerda de San
José, el verdadero santo, que consintió ser padre por inseminación espiritual.
Y que le dijo a la virgen: “se lo creo porque me lo dice usted…” Cuando el canario se pone serio utiliza este
tratamiento aunque lleve casado más de cuarenta años con la legítima. Pues San
José calcule…
Lo dicho: ningún alcalde, que yo sepa, declara su ateísmo o
su duda en la campaña electoral. No sería alcalde. Que no es poco.
La última vez que asistí a una fiesta escuché cantar a un
isleño que ese día se puso el sombrero y cantó: “señores yo soy del campo,
tengo las patas rajadas”. Y lo apunté en la libreta de los fiados. Hoy abrí esa
página que contenía otra copla: “hay dos clases de canarios y ninguno canta en
jaula”. Y cerré las tapas- muy duras – de ese cuaderno que algún día, cuando se
elija un alcalde agnóstico (…) lo ponga en su programa que nadie lee, porque
entre nosotros, leer es una lata, muy aburrido y señores y señoras yo soy del
campo y tengo las patas rajadas: un poema en toda regla.
De la Isleta al Refugio (…) o esta noche no alumbra la
farola del mar.
Etc.
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