domingo, 1 de julio de 2012

DAN GANAS DE VENDER A LA GOMERA O AL HIERRO A LOS ALEMANES


Por: Cheché Dorta.- 
Dice anteayer un alcalde del Partido Popular al referirse a nuestra tierra y, sobre todo, al ministro canario – don Zoria – enfadado con el ministro del ramo por la cerrazón de nuestro hombre en el tema de la minería que es sector importante del que don José Manuel es el responsable. Y abunda el camarada correligionario (…) y del mismo partido con frases sabias tales como “dan ganas de que a las Canarias se las lleve el moro”, “no hay nada más caro que las Islas Canarias; todo allá vale la mitad (se equivoca) el agua vale el doble (acierta) y la pagamos nosotros…”

El párrafo anterior es el preámbulo de una opera bufa que tiene desde siempre su tramoya. Como que don Zoria era y es – hasta pascuas, si llega  – el yerno que todas las suegras interesadas hubiesen querido para sus hijas casaderas  ¡qué amor ni amor…!, lo que importa es que este hombre tiene posibles. Ya vendrá el cariño ¿oíste?, sí, mami blu.

De manera que un ibérico, castellano viejo (viejo) y alcalde de un pueblo minúsculo que se llama Torena dijo lo que dijo y no pasa nada. Nada. Y no ocurrirá nada  – estoy convencido – porque es del PP. De lo contrario otro gallo cantaría, pero ya no hay gallos. Creo. Su canto magistral molesta mucho más que el insoportable timbre del celular. Y es que la doble vara de medir aún es anatema para un alto porcentaje de la población isleña que sabe que es verdad, pero que hay cuestiones que no vale la pena discutir. Más vale caer en gracia que ser gracioso, y este es un caso paradigmático (…) Pa no cansarles diré que los líderes (…) carecen de carisma y los alcaldes de Las Palmas (de Gran Canaria, ojo), con la salvedad de Rodríguez Doreste – en aquél tiempo un traidor español - indican una indefinición de la ciudad más poblada del país, voluble amén de cosmopolita. Aunque el actual, Juanjo Galdona, es como si fuera una prolongación juvenil de Jerónimo, un desliz en una noche loca y que acabará, tal vez, como defensor del pueblo oprimido. Y Pepa Luzardo – una sílfide de perfil griego - como secretaria, poque algún secreto guardará hasta que llegue el galán esperado y le cambie el metabolismo (…) para convertirla en agente doble, una espía como la Mata Hari de este tiempo. Misiles en La Isleta, ojo,   porque hay que defender la familia tradicional desde la Isleta al Refugio. Y al Muelle Grande, remarca Zoria, no se me olvide, amenaza el canario fino, de raza, tarareando el “yo soy español, español, español…”, con música del Kalinka ruso.

Regresemos pues a las declaraciones del peninsular – pocos buenos han llegado – que ha insultado gravemente a Canarias y que nada ni nadie le ha respondido. Este ensayo es tímido, moderado y nada radical porque me trancó con el azúcar bajo. Y, en el fondo de la mina, tiene algo de razón. Y me explico: Zoria (Jose para sus íntimos) es prepotente y no tan firme como aparenta; de hecho, el haber sido desleal con su bigote lo delata. Ineficaz porque fue el responsable de la economía de Canarias hasta hace poco y dejó lo que dejó; es traicionero – perdón – ya que pacta con quién le ofrezca poder; defiende a la España fascista (es la genética) y adora a una gigantesca bandera rojigualda que sólo plancharla da como grima; que tiene master y créditos, pero que no han servido hasta la fecha para que la cosa vaya a mejor después de la etapa ignominiosa de ZP, un rojillo sin cuajo. Y que permite que un colega le insulte. Pero es que en nuestro democrático club hay democracia interna y hasta un alcalde que comparte los principios cristianos (…) puede opinar de otra forma y llamarme – dice – tonto del culo, por favor. O que “dan ganas de vender a La Gomera o al Hierro a los alemanes…”, es el liberalismo. Espero que Casimiro y Alpidio (parece el santoral de un almanaque) le salten como ellos saben. Bravo de Laguna no, porque con ese apellido hay que estar con quién de sombra y La Laguna tiene poco sol y su aeropuerto lo cierran demasiados días del año porque hay niebla. Aún hoy. Sale barato, dice el teniente de alcalde.

Resumen de esta primera entrega: las declaraciones del alcalde castellano son una magada (…) y que debería tener respuesta del ministro que pasa de un pequeño coleguilla que defiende lo indefendible; es como acá, las galerías de agua – mineros abandonados por todo - ¿a quién puede interesarle este gremio?, dice nuestro hombre. A nadie. Y tiene razón. Así que vendamos a un par de islas a los alemanes y se acabó el déficit. La Graciosa, como el cielo, puede esperar, de momento. Lo del alcalde (del PP, hay que decirlo, porque es de derechas) es una tontería al compararlo con el inmenso poder que el voto presuntamente libre, secreto y democrático, le dio a esta gente por todo el mundo conocida, antes y ahora. Y después.

Dan ganas de que a las Canarias se las lleve el Moro. Muy gracioso. Pero puede suceder: el proceloso mundo de las petroleras es imprevisible y el ministro está por la labor, aunque sea, hoy, de turismo y ayer, ya se dijo, irresponsable del desbarajuste canario (La Caja inclusive)

Y es que la gente vota por candidatos honestos, cultos, simpáticos, carismáticos, preparados y con estudios, cercanos, que saluden, humildes pero distantes, que le pase a uno la mano por el hombro y le pregunte cómo va la cosa, etc. o sea: Zoria o Hermoso. Ah, me olvidaba, que tengan buena dicción como los citados. Y que den sombra, sobre todo al porrón que está en la orilla de la huerta.

Esperamos con el alma en vilo que, mañana, la Roja gane la Eurocopa, perdón, que haya una declaración institucional de protesta por tratarnos así, como moros. Por este orden.