viernes, 24 de agosto de 2012

FUERTE CALOR




Por: Cheche Dorta.- 
La del alba sería cuando veo pasar a una vecina que aprovecha la fresca para hacer ejercicio, gimnasia, y mantenerse en forma. Se para, da las buenas horas (…) y me dice que fuerte calor, ¿tu has visto?, si, bastante que hace, estamos en verano; y  lo peor, insisto, es que llevamos con la calufa desde mayo que antes era el mes de maría y como el tiempo está descontrolado, ya ni se sabe en que parará esto. Yo prefiero el invierno, prosigue la doña,  porque se abriga una y se come y se duerme mejor, ni punto de comparación; aunque – insiste – no me quejo, porque mi yerno puso aire acondicionado en toda la casa y no se nota la calda, a ver si me comprendes…., no. El ventilador hace ruido, ¿sabes?, si. Y mi nuera - hay que decir la verdad - está al día en todo tipo de aparatos y hace bastante bien de comer: ayer mismo hizo un postre con papaya, frutas del bosque, yelo picado y yogur que daba gusto. Refresca mucho y, como dice ella,  hay que hidratarse, mami, me trata así, la pobre. Es como una hija política, perdón. Le mando un beso volado. Muá, para ti,  nuera.

Observo que la isleña, puerta con puerta, calza tenis, pantalón de chandal y la sempiterna botellita de agua mineral, muy mineral; una premonición que ya avisa del enorme poder que tendrá el líquido elemento dentro de poco, antes de que salga el petróleo en los mares aledaños.

Aprovecho que la mujer echa un sorbo, para hidratarse, y le suelto: pues yo los he visto peores..…¿cómo?, salta cual rehilete, ¿peor que ahora?, no señor, no mi niño; como este verano una no lo ha visto, serás tu que a todo le llevas la contraria…, consio. Y hace ademán de irse. E intento, timidamente, argumentar, diciéndole que no ha habido viento de levante y que estamos en agosto, que hay neveras, ventiladores, aire acondicionado, coches que le llevan a la playa, guaguas (de) gratis para acercarlas a la orilla, helados de infinitos sabores, colchones de vuelta y vuelta, y que – gracias a dios – la tele entretiene bastante…., nada, dice, ya la encharcaste y ahora lo quieres arreglar; hace calor y una nunca lo ha (…) pasado tan mal como este año, ¿vale?, no. Y me voy, que tengo en la nevera todo preparado para un salpicón, una ensaladita y el postre que ya se lo dije, lo que pasa es que usted no se acuerda de nada; siempre has sido raro. Y prosigue su camino. Pero se para a los cincuenta metros, se vuelve, enarbola la botella y dice en voz alta y clara: ¡mira, mira…, cuándo llegue a casa (…) saco de la nevera otra bien fría, con gas o sin el, usted no está preparado para el turismo! Y me deja callado porque la razón no requiere fuerza. Está comiendo pan de la boda y es viuda.  No es una mujer maltratada, deduzco sin demasiada convicción.

Ya nos quejaremos de frío, me digo. Y veremos a la pura caimanera ataviada de anorak con bermudas que dejan las canillas al aire. Fuerte frío. Y es el clima que inventaron los turistas, que aún siguen llegando acá con sandalias y calcetines. Hay que tener los pies abrigados, aunque haga calor, es una costumbre muy moderna y victoriana.. O.K.

Y como este año no hay doble paga de navidad (…) las fiestas pascuales serán como antes dentro de la familia tradicional. Una porción de descendientes, la prole, con sus respectivas y respectivos. Y tómese este vinito, suegro, que una vez al año no hace daño. Y la nuera ofreciendo la tarta artesanal y ecológica: pruébela, papi, y se (me) toma la pastilla. No hay mal que por bien no venga - recurro a la sabiduría popular (…) – y en estos tiempos hay que ser imaginativos. Como la patronal de hostelería o similar.
Adios vecina, me digo, que es cuando el camarero profesional me dice si deseo que me cambie el vaso por otro bien frío. No, le digo, tengo con uno, es un gasto innecesario. Vale. Y entonces llegan las chicas bien parecidas casi todas (….),  de la peluquería aledaña, y piden cada una según su gusto un leche y leche, o un natural, o tibito, o de máquina, con sacarina, condensada, etc….y los sábados un ancestral barraquito que no es un lechón entero.

Y es que son muy jóvenes y optimistas, hasta que llegue el tiempo en que sólo el cotidiano transcurrir  les dará un margen para pintorrearse. Y se rendirán a la cosmética y se teñirán. Y se le aflojará la piel, como a uno, pero con el handicap (esto es un anglicismo propio del muy popular juego del golf) de que no hay crema, ni áloe vera que palíe este traumatismo, ni la homeopatía, ni las agujas ,etc. Y aún así se quejan de calor.

Espero y deseo que cuando llegue el otoño hablemos de otras cuestiones. Y, después, en el invierno, no todo sea la natividad del señor y de la señora. Y comprobar, como un milagro repetido, que no se hayan producido dimisiones, que el ventilador siga girando y que se monte el belén.

Y que se pueda comprar agua.

GÜEVONES




Por: Cheche Dorta.-
Reconozco que anduve buscando un titular más fino, pero no hallé mejor definición para un análisis modesto de lo que ocurre en el país, en Canarias toda,  en este verano largo y festivo, a pesar de todo. Porque fiestas sí que hay. Y más, al leer hoy mismito (…) que la patronal hotelera, en un alarde de imaginación al que ya nos tiene acostumbrados, resulta que para incentivar el turismo después del fuego y de las sabias declaraciones de nuestro ministro,  van a invitar a los parásitos de las casas reales de la vieja y decrépita Europa – la de Merkel, Dragui, Barroso, Almunia,  Lagarde que se ha vuelto andrógina, Samaras, y todas las infantas e infantitas, etc. – que hace tiempo que lleva rindiéndose como güevones; de ahí mi querencia por las palabras con sabor, aunque suenen mal a los oídos educados. Digo que invitan al príncipe y a la princesa de Asturias (a la que hay que llamarla doña y que mira desdeñosamente a la plebe desde que emparentó con el futuro rey; no sé…) y al orejudo Charles de Inglaterra, una piedra de sal, que como es ecologista podrá ensayar en esta tierra la increíble resistencia del pino canario y del rabo de gato que a su majestad (…) le suena; o, por qué no, a los intocables reyes, reinas y príncipes nórdicos – ahítos de vodka – que creen que con el bacalao y el petróleo lo resuelven todo, aunque uno de los suyos se cargó el año pasado a casi setenta jóvenes, uno a uno y ahora lo declararán loco, que lo es, pero no. Y ya puestos, a los jeques tramposos y podridos, los que compran equipos de fútbol y tienen de oro hasta la taza del water do evacuan los muy cabrones, perdón.

Todo ello recomendado por el ex de la hostelería que “tenía contactos”, dijo, con Adelson: un leprosillo que quería montar aquí una enorme casa de putas, disculpen, y a la que se brindaron los alcaldes de Santa Cruz y de La Laguna, como si nada. Un casino gigantesco que cambiaría las leyes y toda la escasa decencia que nos queda. Menos mal (…) que Canarias es pequeña (Cañete dixit) y no había mercado. Si el yanqui acepta, hubieran cambiado todo y hasta se permitiría fumar que, por cierto, como uno aún fuma, tiene que salir del bar como un delincuente a echarse sus buchadas como un simplón (esta palabra también merece un artículo cuándo venga el otoño, si es que llega) enganchados al vicio del tabaco que es malo, pero mucho menos que lo que ha calcinado el fuego de La Gomera, por ejemplo. O la Fórmula Uno, que no sabe de recortes y anuncia marcas de tabaco  y de güisqui. Y que dirige, esta fórmula que nada cura,  un payasito que se parece al americano lleno de barros y de pus. Creo. Ya se dijo y todo el mundo lo ha visto. Y no pasa nada.

Imaginaos pues, que diría Zoria, a Camila en los sótanos de Las Verónicas y a su amante bandido detrás, con la nariz regañada del olor a orines británicos. O al de Montecarlo en el mercadillo (…) del agricultor comprando, es un decir, áloe vera para su calvicie,  o a Olav – sueco o noruego – que tiene barra libre en un chiringuito de playa que nos lleva robando desde que le dieron la licencia, o no. Y, además, como somos muy hospitalarios para los de piel blanca (menos la virgen que es morena), estamos dispuestos a regalarle una suite de lujo a un ex de la KGB porque los rusos, ay, ahora gastan mucho. A eso se le llama ge-ne-ro-si-dad, ¿vale?, dice Marichal que ya se olvidó del castizo barrio de Santa Cruz. Sólo veo solares. Y menos mal que aquí no hay pinocho, dice un inversor imaginativo y que siempre estuvo preocupado por el monte y los jeeps safari y por el convenio de hostelería que en los años buenos las gobernantes eran muy gobernosas y crueles y las camareras de piso se sentían humilladas por las malolientes hindúes que pasaban revista a la sábana o al sutil pliegue de la almohada, abusando de nuestra vecinas de las que pocos se han ocupado, empezando por los que ahora y antes – adulones – invitan a la realeza.

De manera que, resumiendo, las autoridades turísticas (obviamos a Zoria que está por encima del bien y del mal) invitan y exigen que las casas reales nos visiten y les hagamos la venia. Será una excelente promoción. Lo que contradice al citado anteriormente que proclama que hay que quedarse en casa, aunque siempre hubo clases, las hay y las habrá, por lo que no estaría mal que los cortesanos vinieran aunque sea una vez al año a ver la tierra quemada. Y no debemos olvidar que la canciller frau Merkel suele venir a La Gomera y le encanta el potaje de berros, uno con gofio y repite. Y no cena sino un yogur, la pobre.

O sea que prolongamos aún más el papel de vasallos, porque hace poco era Eurocanarias y ahora el anhelo (¡) que siente el pueblo para que vengan los de sangre azul y nos promocione. Y eso es, pido mil disculpas, una güevonada. Una adulonería. Una barra libre para los que nunca han trabajado. Una desvergüenza. Y aún sigue el fuego…

¿Güevones…? puede ser. O será nuestra increíble y triste historia.

Y nadie dimite. 

Foto: Extraída de la web