viernes, 30 de diciembre de 2011

Marcha Radetzky - Concierto Año Nuevo 2011 -- Franz Welser-Möst


LA NOCHE DE FIN DE AÑO

Por: Cheche Dorta
Dentro de pocos días se cumplen veinte años de una fiesta que se intentó hacer con buena voluntad y (de) gratis. Veinte años no es nada, pero se puede hablar y escribir desde el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue, así, en plan porteño. Como el tango que regresó.


Habíamos montado un techo de plástico porque las carpas escaseaban, no como ahora, por lo del frío y esbozando artesanalmente dos carteles de bienvenida: ”Érase una vez” a la entrada del recinto totalmente abierto y el otro, sobre el escenario “Yo también te quiero”. Y la orquesta que amenizaba la fiesta era la mejor del panorama bailable de aquél año en la isla toda y sólo hace veinte que – ya se ha dicho – no es nada. O mucho, depende, como diría una vulcanóloga de guardia en la isla de El Hierro. Puede ser que sí o que no. También oigo por la radio que Gorbachov, el de la mancha,  pide a Putin que se vaya, a buenas horas, como el rey a su yerno. Y lo citamos porque me recuerda a los años del muro de Berlín y otras obscenidades, del Papa Polaco (suena bien), y de las miserias que trajo aquél derribo, normal y lógico.

Y fue que no, porque el fracaso se manifestó con toda su crudeza surreal: la gente – es un decir – se fue en sus coches a pasar el fin de año a otras salas que cobraban descarada y carisimamente  (nada que ver con el cariño) abandonando lo que hasta ese día aparentaban defender: al pueblo y sus circunstancias. Gratis, buena orquesta y al lado, muy cerca de la cama de cada uno o de cada una, lo más nacionalista que uno sepa.. Muy conservador, pensaba un conservador. Algo de ese repliegue ha regresado, para no conservar nada. Y vamos a dejarlo ahí, de momento.

Ahora, con la crisis que la sienten los mismos, siguen las vacaciones de navidad los “bobos” días de fiesta, que si cae en domingo se pasa al lunes al sol, como si nada, con los parados de plantilla al sol porque tienen frío, como siempre. Caraduras todos y me incluyo, porque también celebro esta tradición que sugiere Tierra Santa y que es la menos santa de todas, dado el cuero que llevan dándose desde hace más de sesenta años, que tampoco es gran cosa. Gracias a Dios, como repite un converso que lo sumergieron en agua bendita, y que será Testigo de Jehová o algo parecido, y que desde esa ceremonia se amansó que ni se conoce; ahora tiene de pareja una media obispa nada caritativa que lo tiene dominado. Y a lo que vamos, esa noche de aquel día un porcentaje de la población se fue de la plaza pública hoy arrasada por la ignominia y el olvido, a coger “roce social” y a gastarse el dinero que hiciera falta, con tal de hacer fracasar un acto que pretendía unir y ahorrar. Que es más de veinte años de bestias pardas escarranchadas, valga la redundancia. Abro un paréntesis, permiso, para decir que el Cholo Simeone ya está en Madrid y que la NBA ha comenzado, por fin, los pobres. Lo escucho en la radio, ojo. Y cerramos el negocio, pues. Parece que nada tiene que ver pero uno cree que sí, porque el fútbol y el deporte en general me refiero,  puede que sea la nueva religión laica (…) o el fascismo de este siglo y a lo peor exagero. Todo puede ser. Algún día hablaremos de este juego que no es tan juego y que convierte en “obra de arte” a un subnormal al que Dios, nuestro señor, le dio una habilidad coyuntural. Y un sueldazo obsceno. O sea: irán al infierno, según los Evangelios, que es la resignación que nos queda a los regañados del Purgatorio.

Pues volviendo a lo que nos ocupa, digamos que aquella noche de hace nada más que veinte años la plaza estaba engalanada, había comida y bebida, buena orquesta y el sereno a buen resguardo. Y no se entendió, o sí. La pequeña historia de nuestra infamia demuestra que la gente seria (…) se fue lejos atendiendo a una llamada tácita cuándo no existía el móvil, ni la informática pero sí las redes sociales; el boca a boca. Como ahora y como siempre.  La moda y la propaganda marcan muchas veces el paso del pueblo llano que obedece disciplinadamente; por ejemplo hoy, la tele que es un arma eficaz para constreñir (…) los cerebros por decir algo. Y no se recicla, aún sobrando la mayoría de los canales o cadenas que es más preciso.

El día siguiente al primero de año en este hemisferio de cumplirá un año de la ley (…) contra el tabaco y hace unos días se publicó que en Brasil se le da permiso a la golfería global – orden y progreso – para talar árboles vivos y centenarios en  una superficie de la Amazonia equivalente a la mitad de la Europa tan vieja y tan tan tan mediocre, que aunque no lo creamos tiene que ver con la esencia de este pequeño ensayo que sólo pretende – y es mucho – recobrar algo de lo que pasó. Un baile de fin de año, que se repite una vez más otra vez, ahí a la vuelta de la esquina, que es lo más esquinado que podemos contemplar. Y hoy, tal vez, las familias “estructuradas” se reúnen en sus casas porque puede venir “la juventud” de amanecida y es un peligro, dicen. Yo – dicen ahora, precisamente ahora – que lo mejor es quedarse en el pueblo y lo dicen, veinte años no es nada, ahora precisamente ahora.

Érase una vez y yo también te quiero. Y es que hace mucho frío, querida.

Cabroncetes, como diría un moderno, que durmiese, gracias a Dios, en el lado de la cama de su cama y su señora al lado, ya sin la nariz postiza del cotillón, ni del matasuegras que podía haber sido un arma imbatible. Ni de los gases que produce el champaña y que demuestra que el inodoro no es inodoro. Como aquella noche, hace muy poco, dónde las señoras fuéronse a evacuar a Ten-Bel o aledaños. Lo pasé bastante bien, dice al regresar del cuarto de baño, es un decir. Tal vez el día en que se inventó el pipimóvil que hizo una UTE con el ventorrillo de la marcha, que ni era marcha ni nada: unos golfillos sin criterio. El ruido y la furia.

Ahora, hoy en día, la plaza muy bonita se muestra triste y es normal o no. No, no es normal ni lógico, porque se entregó un espacio en que los años, la gente, los maestros de obras, la categoría y el esfuerzo, los matices y el clima fraguaron lo que debe conservarse y no ha sido así; y las familias bien estructuradas. Como aquella noche que intentamos definir lo indefinible. Y en la que se fueron, era una orden, los patriotas hombritos maltratados, hasta hoy. Los hay. Y lo sabe hasta la poli, que no es tonta, en serio lo digo. Y sabe hasta la cantidad de malandros – de todas las clases y de las más injustas economías – que habitan en el burgo. Y quien se porta bien y quien no; no todo va a ser las multas por mal aparcar. Que en esa circunstancia no hay presunción de inocencia. Lo paga o tiene recargo, ¿vale?.

Bueno, pues volviendo a lo de antes, lo del fin de año en este hemisferio creo que ya está todo dicho. Pero vale la pena (…) recordarlo, compatriotas. Por lo de la perspectiva o similar. Lo de érase una vez y yo también te quiero era un punto y hoy tal vez lo sea.

Pero no pudo ser.

jueves, 29 de diciembre de 2011

CONCIERTO DE NAVIDAD

Ayer oí el Concierto de Navidad que se celebra (de gratis) en el puerto de Santa Cruz de Tenerife al aire libre (…) en pleno invierno boreal y que transmite la tele Española para todo el quiere verlo y escucharlo. Un evento magnífico, una idea excelente pero que este año estuvo tirando a regular, por no decir que mal. En casi todos sus aspectos.

No sé quien es el asesor musical del acto, pero imagino que como todo consejero que asesora debe estar impuesto de su materia; no es el caso. Comenzando por el repertorio, los artistas invitados, la música que es lo más importante y hasta la ubicación de las autoridades que ocupaban las sillas primeras y que aparentaron un entusiasmo sin llevar el ritmo, mal asunto. Ni siquiera Melchior se sabía el compás de la muy prusiana Marcha Radetsky y Zaragoza que no lo saquen de una buena ranchera. Es decir…

Los cantantes, la soprano Lojendio y el tenor de León, se enfrascaron en romanzas   inoportunas, excesivamente celtibéricas y – sobre todo – muy zarzueleras después del mensaje del rey (de ahí la inoportunidad), relamidas y como muy de verbenas de la paloma o similar. La mujer con buena voz, pecho y lunar, pero mucho lavapiés y el León con algo de melena y poco más: copias de arias que él sabe que no podrán imitar a los grandes del género; flojito y fallón, hasta el punto que Pérez, el de la batuta, no pudo disimular su disgusto ante los fallos del hombre. Un recital (…) para que el numeroso público sepa que lo que se canta es el no puede ser o el adiós a la vida. Pero es que en el tema de la música de verdad no se puede contentar a los que van para cumplir con un atavismo pseudopatriótico para que se vea en la tele que los tinerfeños entendemos del asunto. Para suplir la carencia ya están los conciertos de la Banda Municipal en la Plaza del Príncipe (de Asturias), tan cagadita de palomas que es el símbolo, era, de la paz.

Y la orquesta, la OST de pena: como si la crisis hubiera acobardado sus corazones de profesores, la flojera fue evidente. Hasta clareas calvas hubo sobre el escenario y sobre todo una absoluta falta de pasión. Sólo noté cierto ánimo en el pasodoble Islas Canarias (hay que recordar que lo compuso un levantino que jamás pisó esta tierra, aunque debe consolarnos que Carmen es francesa de un gabacho que no pisó Peninsula, como se dice ahora) y la obertura de Wagner – lo mejor sin duda – que demuestra que la calidad no se discute, o sí.

La realización por el estilo: a veces enfocaban las cámaras al de los timbales, perdón, cuando el sólo era de oboe. O, además, una familia que se iba del recinto, cansada tal vez de tanta mar serena y de los gorros de los contrabajos. Me voy, le digo que me voy, señora, porque aquí no hay pipimóviles y eso es culpa de los políticos; ya llevo una hora apuntando las ganas, ¿me comprende?.- Pero hombre, dice la esposa, aguántate un pisco (es canariona) que ya casi está terminando… ¡todo el mundo nos mira, pero hombre…! etc. Y Zaragoza – Cesáreoaugusto- intentando llevar el ritmo, comentándole a don Ricardo que a la gente le gusta esto y espera a que lleguen los fuegos artificiales que, por cierto, no ví una palmera pirotécnica, un fallo, en mi opinión. Cuando este lo celebremos en Granadilla, zona portuaria, emitiremos la Montaña Roja, que será lo único rojo del país, ¿verdad presidente?

Y las vistas de Tenerife demenciales: un segundo con El Teide y poco más; bueno, un gandul echado sobre una lancha y piedras a punta pala. Poco más.

Lo dicho: un concierto malo, con música del montón mal interpretada. Muy bien por el respetable (público, que será lo poco público a partir de ya) y a nuestra temperatura calentita, más que el concierto, que tampoco sabemos valorarla. Y que este recital inaudito al aire libre (que será, y perdón por lo reiterado, lo escaso público que recordemos), se siga celebrando con las correcciones de rigor musical, de imagen y de conocimiento. Fue un engaño, pero siempre hay alguien que mira. Y oye.