Por: Cheché Dorta.-
Dice el presidente de
Canarias después que el gobierno central (iba a poner España) anunciara otra
medida en contra de los habitantes de estas islas que siempre, siempre han
estado muy lejos, en forma de rebajar la subvención al transporte aéreo. No nos
quieren, dice el sr. Rivero.
Llega tarde. Ha tenido tiempo de conocer y saber cómo se las
gasta la derecha – el mismo lleva media vida codo con codo con esta golfería
meliflua y sin crisis – cuándo manda.
Sobre todo cuándo todos los municipios de esta tierra tan ultra (periférica y
tal), todos, ya digo, le votaron hace menos de un año.
Y estamos hablando después de un verano tenebroso y lleno de
noticias y de llamas.Y de Ryanair y
sus aviones que recortan hasta el keroseno, pero que llevan mucho tiempo
abusando de sus clientes, tratándolos como ganado dócil (en algo tienen razón)
o de regresar al papel que certifica que residimos aquí en esta época en que
cualquier guevón, sorry, posee el
último modelo de tecnología de la comunicación, léase móvil y sus infinitas
variaciones, para no comunicar (…) o que
se emita por la tele mil y una veces el penúltimo gol y apenas visionamos los
porrazos que la poli, que no es tonta, propina a los estudiantes que protestaban
por la subida de tasas universitarias y de las otras. No hay mejor cuña, o
caña, que la del mismo palo.
No nos quieren los peninsulares – pocos buenos han venido –
dice nuestro Rivero y uno tiene que decirle que no es cuestión de cariño,
porque nosotros sí que los queremos o los quisimos: recordemos, otra vez, el
resultado electoral del 20 N. La engañó el novio, se decía y estamos a punto de
regresar a esa ignominia. El papel del certificado de residencia es la antesala
de la cartilla de racionamiento. Algo hay en la fiambrera de los niños que aún
van a la escuela pública.
Y sabe, intuyo, el Sr.Rivero que no tenemos material humano
para hacerle frente a la metrópoli, que sobrepasamos la tasa de analfabetismo,
de fracaso escolar, de paro, de fraude fiscal, se subvenciones que él sabrá algo
del tema, del pleito insular que le ataca cada día, de nula rebeldía y un largo
etcétera que viene desde la conquista. O sea que el cariño nada tiene que ver
con lo que está pasando. Un enorme porcentaje de isleños les produce más
emoción el Madrid o el Barça a que le suban la matrícula a su hijo que podría
ser un hombre o mujer de provecho.
Yo no quiero que me ame la señora ministra de fomento, ni la
de empleo (…) ni que me bese doña Esperanza porque tiene demasiadas comisuras
en su boca dicharachera y tal. Ni deseo que la de sanidad (Mato) me recuerda
una vez más que su hermano fue presidente del parlamento canario, si; ni que
los albaceas de los pueblos todos me inspiren confianza, que era su lema
exitoso. Confianza: no hay más que ver a (de) Guindos desenvolviéndose en los
foros europeos, peos, huyendo de quien pueda meterle las manos a su cuello
poderoso. Existe una foto que debió repetirse más o menos como una jugada
futbolera y que fue toda una premonición.
No nos quieren ¿y qué?, lo que necesitamos es plantarle cara
a los que quieren regresar al franquismo de dónde nunca salieron. Pero no me
llamen a ninguna manifestación. Ya es tarde. La derecha no irá porque tienen
segundas o terceras residencias lejos do brama la plebe – como en los
carnavales – y seguirán mandando. Y abusando.
No es nuevo.
Foto: web
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