Por: Cheche Dorta.-
Y este ensayo es la continuación de otros que tratan de
inocentes travesuras de “padres de la patria” que era el objetivo de los que
hicimos el cuartel o los que se apuntaron a la Guardia Civil, benemérito
instituto cuyo lema era “todo por la patria”, hasta que llegaron los
mercenarios los cuales juraron matar a lo que se moviera a cambio de un sueldo.
O sea que los colores dependen de la pasta que pueden pagar – como en el fútbol
incontestable – que apoyan y pagan los obscenos emiratos árabes y mafiosos de
la Rusia que no tienen vergüenza. Una putada, perdón. O aquí, sin ir más lejos,
como diría Elphidio que tiene los cascos desvanecidos con tanta folía. (ex
alcalde de La Laguna que está preciosa, ojo). Y Trillo que aquí es un apero de
labranza, ahora embajador en Londres, codeándose con los gufiados que se llaman
conservadores de los sombreros de la reina, uno de ellos emparentado con una
española, seguramente castellana vieja y que antes fue ministro de defensa y
doctor en geografía que confundió lo de Salvador no te metas en Honduras, y
sigue ahí sin despeinarse. No me gusta el castellano viejo.
Plagio, pues, lo que publica la prensa y que dice que un vocal
del poder judicial acusa al presidente del Tribunal Supremo (es mucho) ante el
fiscal general de gastar dinero público en viajes privados a hoteles de lujo en
largos fines de semana en la costa andaluza, en Marbella..
Y al margen de otras consideraciones
que corresponden al mundo de los
abogados – de todo hay – me paro en el mal gusto de este prócer que se va a
¡Marbella!, icono de la limpieza, de la honradez y que fue donde comenzó la
podredumbre y que aquí en la zona tuvo bastantes votos. Y según me informa un
infiltrado dice que este magistrado (...) es de misa diaria y de natural
austero, por lo que no cuadra o sí, el pasarse más de un día en la mal llamada
Costa del Sol, la del GIL y la Pantoja o de un tal Julián Muñoz (Palomo es su
segundo apellido) y otros detritus no reciclables de las Españas todas. Mal
gusto, insisto, del que está obligado a sentenciar en última instancia; si me
tranca me funde, sobre todo si me interroga y le digo que no comulgo. No quiero
ni imaginármelo, pero estoy dispuesto, presuntamente, señoría.
Y es que siempre creí que la
justicia está en manos de corporaciones nada democráticas, clasistas,
ineficaces, falta de medios y saturados, decían (hasta anteayer que quieren
quitar juzgados en Canarias, lo que es contradictorio); mucho trabajo pero no
son capaces de frenar a un golfo que tienen cincuenta detenciones e infinidad
de antecedentes o, que desaparezca un matrimonio septuagenario y aún no haya
señales, y obviamos los niños de los que nunca más se supo. O sea: no cumplen
con su trabajo y así y todo se permiten descansar en la excelencia a todo lujo,
como si fueran golfistas. Y lo de menos es la ostentosa actitud del patrón
justiciero, sus escoltas, sus limusinas y todo lo que rodea a un personaje de
comunión diaria, antes y después de las comidas. Por cierto, antes que se me
vaya del tino, no entiendo el porqué de la protección – me pasa más o menos
igual con los viajes del Papa – sobre gente que cree en el cielo y que,
supuestamente, irán a él y dejarán este valle de lágrimas, por lo que serán
felices, se supones. Pero no, no lo tienen muy claro (como el papamóvil) si no
ponen el pecho delante de una bala tal vez justiciera que les hará ganar,
insistimos, la gloria. Pues no: tienen miedo y algo que puede llamarse conciencia
les quita el sueño y contratan a escoltas sutiles, gráciles y que se les salta
el dedo sobre el disparador, ños…, algo falla. Eso dijo el rey después de matar
al elefantito. O tal vez la malcriada puñeta
que es la manga calada de los letrados (…), letrados se les dice a los de
la toga aunque se conozcan muchos analfabetos.
Y Garzón fuera de la carrera. Y
Cubillo, abogado, en silla de ruedas. Y Zerolo jugando al golf.
Y el osado denunciante dice que
“…hay conductas más propias de personajes de una monarquía bananera que de un
país moderno que se encuentra además en serias dificultades económicas…” Y lo
de bananera nos debe sonar a todos los isleños. Y el coste no es excesivo dado
el tren (Ave - María - Purísima) en el que se mueve esta clase, pero
si la actitud, la prepotencia y la absoluta falta de caridad (es muy religioso
don Carlos) ante lo que se está moviendo. Reitero que si me tranca en un
renuncio me funde. Pero bueno, no debe extrañarnos porque en cualquier pueblo
es más delito aparcar en raya amarilla que defraudar a hacienda que, dicen,
somos todos o casi. O que si le para la de Tráfico no hay apelación posible,
salvo el pronto pago que tiene una rebaja. Se admiten tarjetas.
El Poder Judicial, que manda mucho
y hasta gente a la cárcel, no es que elegido por el pueblo; un fallo, creo. Y muy politizado porque dentro de sus
miembros hay conservadores y progresistas (…),
una entelequia que le puede encerrar dentro de barrotes o, si paga con
lo que ha robado, comprar la libertad. No es poca cosa. Para abreviar y entre
nosotros, el pueblo, se hacen redadas muy prepotentes y con abundancia de
furgonas y de uniformes, para intentar detener a unos pequeños traficantes; no
así a los que mueven el negocio. Siempre la doble vara e injusta doble vara de medir
que nada mide.
Resumiendo: a usted le embargan, le
quitan el piso o el techo que son derechos constitucionales, dicen- sólo dicen, pero que sólo se lleva a cabo
contra los de siempre, como siempre y siempre contra los que solo protestan por
un penalti no pitado. El resto poco importa, hasta que el papelito del cajero
no grabe el ingreso del paro.
¿Y que dice los curas o el obispo
nivariense?, pues nada, nada….nada. La catedral – según el bizcordiado
socialista de Abreu – ya tiene presupuesto para rehabilitarse y los cementerios
serán privatizados, ojo .¿Y esto que tiene que ver con el tribunal supremo?, me
inquiere un socialista, pues lo mismo que Eligio con la lucha o Elphidio con el
sorondongo, ¿le parece poco?, sí.
Moderados mientras no le toquen el bolsillo, nobles puntales que recogen lo que
el público les brinda. Ni ellos llegaron a tanto ni la filosofía a menos. Y era la ola de mediocridad
que, si bajamos, bajamos, descendemos, llegamos y llegamos al submundo de Rato y de las ratas, puede hacerse
un cortometraje con premio en cualquier festival de lo negro. Ya hablaremos de
ello, que es lo que se decía en la década de los setenta del siglo pasado de
Santaella (Santa Ella) cuándo quebró este tugurio. Todo se repite y casi
siempre en las mismas manos o en los mismos genes. O Quintín, tín tín, que
nunca más se supo.
Fin: el mandamás de va a Puerto
Banús. Es friolero.
Y si no le gusta el frío es asunto
preocupante, sobre todo porque es el presidente del Tribunal Supremo, supremo .Que
debe dar ejemplo aunque tenga los recibos, dice. Y si no los busca.
Brutal., como el tiempo al que
asistimos, en el que es delito que es la
raya (amarilla) y no es que el Presidente del Supremo se vaya a Marbella, con
una iglesia cerca para cumplir con su tradicional principio conservador, que es
comulgar, deglutiendo una oblea sin sal, lo que no es óbice ni cortapisa para
ganarse la gloria, ya se dijo. Con media docena de matones que conforman la
escolta, por si las moscas, del patrón de la justicia. Casi nada. Casi nada.
Foto: aruasjf.wordpress.com
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