lunes, 2 de enero de 2012

BARES CUTRES

Por: Cheche Dorta
Y uso el adjetivo porque hay que hay que reconocerle a los peninsulares (pueden ser godos como los canarios traidores) que han sabido importar a esta tierra palabras, aforismos, refranes y, sobre todo, blasfemias que han tomado carta de naturaleza y son entendible por todo el mundo isleño. Aún se dice “me cago en diez” porque es de una semántica acobardada.


Pues bien, el día primero del año en este hemisferio pocos bares abrieron lo que considero una contradicción, pero sí hubo uno o dos que aprovecharon la coyuntura (…) para hacer un poco de caja en esta mañana insulsa y resacada y vender viscosas combinaciones del café con leche o viceversa, que parece ser que hasta la fecha no hace daño a nadie, siempre estará ahí la sacarina, por si las moscas (…) Y hay que escribir un pequeño ensayo sobre esos comercios - ¿PYMES?- horteras, otra importación peninsular en que ¡tres televisores emitían distintas basuras no reciclables! Tres teles de plasma que cualquiera sabe si serán nocivas algún día al unísono en el local, mientras los fumadores entre los que me cuento, salíamos a la acera a echar humo a la atmósfera porque, dicen, que les hace daño a los sanos especimenes que se gastan el dinero que no tienen en las máquinas tragaperras, muy tragaperras. Y la calle llena de coches que no contaminan.

En este momento dado (…) hay que decir que algo de culpa han tenido los ayuntamientos – y las consejerías de sanidad y de medio ambiente - por permitir que se abran estos antros que sólo saben hacer lo mismo: vender cortados y permitir la admisión de la humanidad inhumana sin pasar el mínimo examen de capacidad o de buen gusto, como cualquier fotingo que se llama turismo, sí. Y me olvidé de sugerir que oyeran el Concierto de Año Nuevo (de gratis) pero lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible, paso. Se me ocurrió, también, un cruel pensamiento y es que “este país – Canarias sin ir más lejos- tiene menos crisis de lo que merece”, pero lo guardé en mi fuero interno (…), que es una cursilada en un día cursi en fechas más cursis y contradictorias. Y queda el Día de Reyes, del que hablaremos si Dios quiere más adelante, que pondrá broche de oro, otra cursilada, a estas vacaciones ilógicas. Y el que no se consuela es porque no quiere: ahí, a la vuelta de la esquina y a pesar de los pesares, están los Carnavales y me dicen que las entradas para la final de murgas (…) ya están agotadas, a pesar de Zerolo, Las Teresitas y de los chicharreros de corazón. Y, luego, la Semana Santa que este año se intuye no tendrá recortes – los costaleros van voluntarios y lloraran desconsoladamente si llueve – y vuelta a empezar con el calendario que este año será Mariano, acompañado de Jesús (My god ) el presidente del Congreso, Pío ( ¡oh Dios mío!) el del Senado y , sobre todo, Sor Aya de Santamaría, que es – al mismo tiempo - como la Santísima Trinidad, ya que es casi una niña con cara de pinta, de ahí su poder, todo un descubrimiento. Y, para no quedar atrás, nosotros, aquí, tenemos a Soria de ministro, que lleva un apellido de honra raíz indígena; un figurín que fue hasta hace poco el responsable de las cuentas públicas de esta nuestra comunidad y la dejó como ya se sabe por el que quiera saberlo. Hasta se afeitó el bigote – una deslealtad – porque su alter ego, Ánsar, es alcalde consorte: un cuento de hadas o de brujas.

Pasa un coche con ninis casi felices e indocumentados, riéndose del que va al canto atrás, dormido, y que vienen de Costa Adeje (Municipio Turístico aunque tenga mercadillo del agricultor) y se paran, es un decir, y piden un bocadillo de chorizo peninsular y Coca-Cola. Eructan y siguen con su risa. Mañana, hoy, será otro día casi bobo. Pero hoy, primero de año, constato que los bares son cutres, sucios y el personal prolonga una esclavitud de siglos dándole la razón a los que los han mantenido de ese modo y manera. No sé si me explico. Y en esta disyuntiva me hallaba cuándo pasa un veterano y le oigo decir: “una semana sin fútbol es como un jardín sin flores”. Y me descontrola, dejándome anonadado.
Foto: Web

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