domingo, 17 de junio de 2012

DETRÁS COMO LA JUSTICIA


Por: Cheché Dorta.-
Es lo que decía mi madre cuándo  se sentaba ante el televisor y yo le decía ¿qué estás viendo, Rosa…? y ella, invariablemente, respondía: ¡boberías!, que era una palabra perfecta para definir la programación que los “promotores” audiovisuales imaginaban para que la gente se entretuviera o entretuviese. Tres o cuatro cadenas en aquél entonces. Hoy, las boberías han llegado a límites insoportables, con muchas más cadenas (…). Creo que Rosa se hizo adicta a la tele cuando Corin Tellado quedose sin argumentos, apabullada por el desamor del porno basto. Supongo.

Y este preámbulo viene a cuento por lo que acontece en las más altas magistraturas de la justicia española, que tiene mucho que ver con el nivel de borreguismo al que hemos llegado, aceptando, incluso, que el presidente del Tribunal Supremo viaje, coma y se entretenga en largos y repetidos fines de semana en la costa del sol de justicia, en modestos hoteles y frugales comidas en las parcelas corruptas dónde gobernó Gil y el Gil y cuyo ayuntamiento fue disuelto por Consejo de Ministros, dada la degradación imperante en los años buenos para ellos. Fecha et supra, que diría un leguleyo presuntamente licenciado en leyes. Una miseria es lo que he gastado, dijo el excmo. Sr. Dívar, apellido muy corriente. Una miseria digo yo. Muy miserable, valga la redundancia. Hasta en Fuerteventura fue a misa en coche oficial sin que al cura oficiante de la eucaristía le temblara el pulso en el momento de la consagración. Y después, tampoco, cuándo el humilde feligrés se postra, saca la lengua y comulga una oblea que se derrite como si nada.

Citemos, pues, a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, aunque sea para que se compruebe que ellos, de la puñeta hacia arriba, también tienen su ideología. Derecha e izquierda. Veamosssss, como diría el nuestro, el ministro Zoria que, a lo mejor, mejor, mejor, no llega a pascuas (de resurrección) en el cargo. Y regresará a su feudo que es todo más dócil.

El Poder Judicial, del que es presidente Dívar, es el órgano presuntamente independiente en un Estado de Derecho. O sea: es político. Debe guardar las formas, aparte de sus togas, su parafernalia, su lenguaje y sus puñetas caladas en blanco sobre fondo negro, muy negro. El presidente de este Consejo no ha sido ético ni estético, ni humilde ni acorde con el cargo. Pero no dimitirá, salvo blindaje o que la situación sea insostenible – ya lo es – porque no es de recibo que don Carlos haga ostentación y no trabaje lo que es menester (…) cuándo llevan quejándose de la falta de medios y de que los juzgados están colapsados. Y con escoltas, indicador de miedo, cuándo si pasa algo, tiene la gloria ganada. Bueno, Benedicto XVI pasea en un blindado, por miedo. Algo falla. Si pasa a mejor vida, no cuadra ese temor.

De entrada hay que decir que son quince los magistrados que resolverán (o no) el caso Dívar que es un pecado venial - aunque se trate del presidente del máximo tribunal de justicia del reino- ,  por lo que se le absolverá sin duda. No le costará mucho, al protagonista, rezar cien mil (…) Avemarías para que su alma se salve. Es lo que da la costumbre, porque hay que decir y consideramos que el que manda  es ultra católico y que, aparte de esos modestos viajes a ver el paisaje del sur, suele visitar otros lugares como Fátima, Lourdes o a Roma, sedes del liberalismo y del derecho natural dónde la virgen se apareció a unos pastorcitos, unas veces sobre un árbol (un Guindo, por ejemplo) o en una cueva y, en Roma – Amor, al revés – para asistir a unos ejercicios espirituales. Odia al delincuente (pobre) y compadece al delito (rico), o al contrario, rezan los conservadores el rosario de la aurora, cara al sol, porque en España volverá a amanecer. Y los progresistas dispuestos a batirse contra las tesis de Garzón, el cursi ególatra, al que en un ejercicio de compañerismo lo expulsaron de la judicatura. A ver que hacen ahora, después del tercio o de la novena. Y votarán los conservadores y los otros, y es que a mi usía, la Costa del Sol me pone, dice un magistrado. Confianza,
recomienda un compañero, confianza. Mucha confianza. Somos una piña.

Confianza.


Que era el lema de la aplastante (…) mayoría y que barrió el veinte ene.


Y fe, hermanos, dice un progresista, mucha fe. Amén, sentencia el presidente de todos los que intentan hacer justicia – según renta del cliente -  sabedor que no se condenará

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