Por: Cheché Dorta.-
Es lo que decía mi madre cuándo se sentaba ante el televisor y yo le decía
¿qué estás viendo, Rosa…? y ella, invariablemente, respondía: ¡boberías!, que
era una palabra perfecta para definir la programación que los “promotores” audiovisuales
imaginaban para que la gente se entretuviera o entretuviese. Tres o cuatro
cadenas en aquél entonces. Hoy, las boberías han llegado a límites
insoportables, con muchas más cadenas (…). Creo que Rosa se hizo adicta a la
tele cuando Corin Tellado quedose sin argumentos, apabullada por el desamor del
porno basto. Supongo.
Y este preámbulo viene a cuento por lo que acontece en las
más altas magistraturas de la justicia española, que tiene mucho que ver con el
nivel de borreguismo al que hemos llegado, aceptando, incluso, que el
presidente del Tribunal Supremo viaje, coma y se entretenga en largos y
repetidos fines de semana en la costa del sol de justicia, en modestos hoteles
y frugales comidas en las parcelas corruptas dónde gobernó Gil y el Gil y cuyo
ayuntamiento fue disuelto por Consejo de Ministros, dada la degradación
imperante en los años buenos para ellos. Fecha et supra, que diría un leguleyo
presuntamente licenciado en leyes. Una miseria es lo que he gastado, dijo el
excmo. Sr. Dívar, apellido muy corriente. Una miseria digo yo. Muy miserable,
valga la redundancia. Hasta en Fuerteventura fue a misa en coche oficial sin
que al cura oficiante de la eucaristía le temblara el pulso en el momento de la
consagración. Y después, tampoco, cuándo el humilde feligrés se postra, saca la
lengua y comulga una oblea que se derrite como si nada.
Citemos, pues, a los miembros del Consejo General del Poder
Judicial, aunque sea para que se compruebe que ellos, de la puñeta hacia
arriba, también tienen su ideología. Derecha e izquierda. Veamosssss, como
diría el nuestro, el ministro Zoria que, a lo mejor, mejor, mejor, no llega a
pascuas (de resurrección) en el cargo. Y regresará a su feudo que es todo más
dócil.
El Poder Judicial, del que es presidente Dívar, es el órgano
presuntamente independiente en un Estado de Derecho. O sea: es político. Debe
guardar las formas, aparte de sus togas, su parafernalia, su lenguaje y sus
puñetas caladas en blanco sobre fondo negro, muy negro. El presidente de este
Consejo no ha sido ético ni estético, ni humilde ni acorde con el cargo. Pero
no dimitirá, salvo blindaje o que la situación sea insostenible – ya lo es –
porque no es de recibo que don Carlos haga ostentación y no trabaje lo que es
menester (…) cuándo llevan quejándose de la falta de medios y de que los
juzgados están colapsados. Y con escoltas, indicador de miedo, cuándo si pasa
algo, tiene la gloria ganada. Bueno, Benedicto XVI pasea en un blindado, por
miedo. Algo falla. Si pasa a mejor vida, no cuadra ese temor.
De entrada hay que decir que son quince los magistrados que
resolverán (o no) el caso Dívar que es un pecado venial - aunque se trate del
presidente del máximo tribunal de justicia del reino- , por lo que se le absolverá sin duda. No le
costará mucho, al protagonista, rezar cien mil (…) Avemarías para que su alma
se salve. Es lo que da la costumbre, porque hay que decir y consideramos que el
que manda es ultra católico y que,
aparte de esos modestos viajes a ver el paisaje del sur, suele visitar otros lugares
como Fátima, Lourdes o a Roma, sedes del liberalismo y del derecho natural
dónde la virgen se apareció a unos pastorcitos, unas veces sobre un árbol (un
Guindo, por ejemplo) o en una cueva y, en Roma – Amor, al revés – para asistir
a unos ejercicios espirituales. Odia al delincuente (pobre) y compadece al
delito (rico), o al contrario, rezan los conservadores el rosario de la aurora,
cara al sol, porque en España volverá a amanecer. Y los progresistas dispuestos
a batirse contra las tesis de Garzón, el cursi ególatra, al que en un ejercicio
de compañerismo lo expulsaron de la judicatura. A ver que hacen ahora, después
del tercio o de la novena. Y votarán los conservadores y los otros, y es que a
mi usía, la Costa del Sol me pone, dice un magistrado. Confianza,
recomienda un compañero, confianza. Mucha confianza. Somos
una piña.
Confianza.
Que era el lema de la aplastante (…) mayoría y que barrió el
veinte ene.
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