miércoles, 15 de febrero de 2012

MI PATRIA ES DE UN ALMENDRO, LA DULCE, FRESCA E INOVIDABLE SOMBRA

Con estos versos de un canario ilustrado pensaba felicitar a mi señora por el Día de San Valentín, el negocio de los enamorados, de las floristerías y de las pompas fúnebres, que importan casi el cien por cien de su mercancía – la flor cortada -, acompañando a un ramito de violetas o un bonsái falso que morirá de frío más pronto que tarde.

Y se me quitaron las ganas al leer hoy en la primera página de un medio de comunicación de papel casi reciclado (…) que el Gobierno de las Españas todas se dispone  a erradicar de Canarias, especies vegetales tan invasoras como el almendro, la palmera datilera, el castaño, el perejil de la tierra, las pencas que dieron cochinilla e higos picos y un etcétera que parece una noticia de diciembre, del día de los inocentes.

De manera que los ejemplares citados son invasores. Hasta la retama del Teide, que lleva siglos arriba y que es autóctona sin discusión. O discutimos si hace falta.

Y seguiremos hablando del asunto, pero he querido – a falta de innecesarios datos – mostrar mi estupefacción ante esta noticia, surreal como una letra murguera, que insulta a la historia de la supervivencia de Canarias, dado que el almendro, el castaño, el perejil, la palmera y las pencas son malas para la salud. Lo que me faltaba por leer.

Se olvidan de las malas hierbas, del eucalipto, del rabo de gato, de los arándonos, de la soja tan saludable, del césped de los campos de golf tan tradicional, del revuelto de ajos tiernos, del champiñón, del espárrago de dos pulgadas, del cactus castrado que abacora a la informática, del ficus benjamina, de toda la maquinaria del ozono y sus efectos que hace el sobrevivir. Y de la invasión de otra flora y otra fauna que es el segundo problema de este país (la superpoblación que alguien dejó entrar), porque el primero es el adulón ignorante que ignora y sabe que es ignorante que ignora.

Lo malo es que ante esta noticia, hasta esta hora, no hay reacción, pero como decía un gomero ilustre, “a la mar fui por naranjas/ cosa que la mar no tiene/ metí la mano en el agua / la esperanza me mantiene”.  Y pido un zumo de naranja valenciana, tan limpia, y me olvido del tomate que fue fruta invasora y durante años se le consideró venenosa. Como la adelfa.

Ahora la flora, perdón por la rima; después, vendrá la fauna. Y sobrevivirán los muflones. Pero los carneros de no sé qué pueblo, saldrán a la calle.

Continuará…

Foto: Web

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